Su poesía está directamente arraigada a su identidad personal y a los modelos e ideales que sostienen distintas esferas de su vida cotidiana; como la labor pedagógica, el ámbito psicológico y creativo, la comunicación desde lo que somos y lo que somos desde nuestras labores diarias. Es una poética experiencial, directa, minimalista de cierta manera, que se va construyendo desde breves y concentradas imágenes mentales que toman la forma de poemas acotados y prosa poética. 

Respecto a su proceso creativo, si bien en un comienzo fue muy exigente con el rápido avance de sus escritos, trabajándolos constantemente y con premura, con el tiempo fue observando que respetar los ritmos naturales del poema es también parte de la disciplina y el oficio de escribir. En sus palabras: “Hoy me siento mucho más libre, al sentir que la hoja no me juzga, que la tinta se puede borrar, que la hoja se puede romper, he aprendido mucho de la Escritura Terapéutica (y en ese trayecto de todo mi estudio en Psicología). Eso me permitió escribir desde el presente, (…), desde cómo me posiciono corporalmente hasta llegar a los versos que escribo.” Reconoce ciertos momentos en su proceso de escritura; partiendo de imágenes mentales que luego asocia a juegos de palabras, desde las cuales aparece un eje que mantendrá unidos a los elementos y permitirá la aparición de cierta recursividad. A partir de estas fases creativas comienza la materialización de la escritura en el papel o computador. Escribe siempre con color azul, tiene una pluma preferida. No puede escribir en papeles con líneas o cuadros.

En sus lecturas, siempre vuelve a la obra de Sylvia Plath, Alejandra Pizarnik y Teresa Wilms-Montt. Tanto estas autoras como otras mujeres que no necesariamente pertenecen al mundo literario han sido importantes referentes, sobre todo desde el campo de la psicología y la neurodiversidad. La lectura de poetas de su generación ha sido también relevante en su pensamiento poético, con autoras y autores como Claudia Jara, Felipe Caro, Marcelo Garrido, Pablo Ayenao y Wenuan Escalona. 

Los tres primeros poemas elegidos para Registro de Poetas, Encuentros Corporales, Olvidar y Anónimo, pertenecen al libro Curso de Anatomía. Eligió estos poemas porque: “(…) en cierto sentido, hacen un recorrido desde la corporalidad hasta una desintegración, pero no una orgánica, una que se produce en la memoria y en la exclusión, quiero decir, los cuerpos existen, se encuentran, pero la posibilidad de perder la identidad por olvidar o ser olvidado, quedar en el anonimato por no poder recordar quién eres o que no sepan quién eres, deja a los cuerpos en algo así como un espacio perdido y marginal, solo como cuerpos que pueden quedar excluidos de un sí mismo o de su entorno.” Los poemas  posteriores, ¿De dónde viene el mundo? y Ritual de las Palabras pertenecen a un proyecto nuevo que se encuentra inédito y ha denominado La Últilma Pieza del Puzzle.